Salto del Agua Llovida

Ahora me arrepiento, si, asi es, me arrepiento de los momentos en que llegue a desear tener otra moto que no fuera la DR. Llegue a desear una Honda Falcon NX4, una Kawasaki Ninja250 o alguna otra asi de asfaltica, veloz y potente… Pero cruzando llanos, arroyos, charcos enlodados, bajando y subiendo cerros me alegre de haber tomado esta decision, de tener a la DR y no a ninguna otra. Tal vez algún día la cambie pero para eso aún falta mucho, aun nos falta tanto que recorrer, tanto que conocer sin la necesidad de ir tan lejos ni tan rápido… Y cuando la cambie, sera por otra con su misma filosofia, talvez una DR mas grande…

Esta salida tenia como destino original la Hacienda de La Coyotada, en el municipio de San Juan del Rio, Dgo., sitio donde nació Doroteo Arango (Francisco Villa), pero al despertarme ya algo tarde y al estar ese sitio sobre una carretera relativamente transitada (Durango – Parral) decidí cambiar la ruta. Uno de los factores que más me detenían a ir lejos o elegir una ruta interesante era la posibilidad de lluvia, pero al tener ya algunos días secos en el transcurso de la semana y al pintar el domingo como un dia soleado decidí tomar rumbo a Navios (ya está narrado el recorrido hasta este punto en dos relatos anteriores) por la carretera libre a Mazatlán.

En el camino hasta Navios la única incidencia fue un camión de pasajeros que alcancé en un tramo de curvas (Rio Chico), pero en las rectas se me fué y en las siguientes curvas (El Soldado) volvía alcanzar. Este camión ya cuando estaba a punto de adelantarlo en rectas cortas entre curvas no me lo permitía y en las curvas no se podía, asi que ahi me fui pacientemente detrás de el, hasta que desesperado vi que estaba por llegar a Tepalcates, un lugar al que siempre había tenido curiosidad de ir y sin mas dejé la carretera y tome una accidentada y corta terracería que me condujo hasta el mirador, pero me lleve una buena decepción al ver que el acceso estaba cerrado por una puerta con candado… Tuve que regresar a la carretera a proseguir mi camino a Navios ya sin el molesto camión delante de mi.

Al aproximarme a Navios me seguí de largo hasta tomar la desviación a la izquierda que va a Regocijo, la cual afortunadamente ya está pavimentada en buena parte de su longitud, a diferencia de la última vez que estuve por ahí. Esta carretera estatal al estar recientemente construida tiene una excelente calidad hasta para una RR deportiva pilotada por un 46… hay algunas pocas curvas cerradas y pocas subidas y bajadas. Antes de llegar a Centenario (donde inicia la terracería) se cruzan algunas pocas rancherías y las microondas El Tecuán.

Al llegar al Centenario me percato que a diferencia de la última vez que estuve por ahí (hace casi 6 años y con 20 kilos sobre mis hombros…) en el lugar hay un mapa muy visible donde se indican las principales desviaciones y sitios en los caminos que existen por la zona. Esto se agradece sobre todo para las personas que nunca han estado por ahí y que no saben de mapas, brújulas, GPS, etc. Como en un principio no tenía un destino muy claro, simplemente comencé a rodar con rumbo a la cascada el Salto del Agua Llovida, pero con la clara idea de que podría regresarme antes de llegar dependiendo del clima, hora, etc. Fue grato recordar algunas vivencias con mi amigo Josué cuando transitamos esos mismos caminos a pie, sin conocer el terreno, solo guiados con mapas, brújula e indicaciones de los lugareños.

Me sorprendí al ver que fueron distancias realmente grandes las que nos aventamos a pie, que tiempos aquellos! Claro, los años han pasado, ni soñar hacer lo mismo a estas alturas jaja. El camino transcurrió por terracerías en perfecto estado la mayor parte del tiempo, con algunos ocasionales baches y “surcos” de esos que forma el agua cuando corre por sobre los caminos… Llegué a Bajio de Aguinaldos donde el camino se desvía hacia San Isidro, sólo que yo continúe rumbo a la cascada (a la izquierda).

El camino transcurre entre paisajes de película, de los cuales solo tomé algunas fotos y me quedé con ganas de sacar muchas otras, sólo que eso me hubiera llevado muchisimo tiempo mas… En poco tiempo llegué al sitio donde se cruza el camino con el arroyo que cae en la cascada que tenia marcada como destino. En este punto tomé algunas fotos y tomé la decisión de continuar pese a no traer comida, ni ver rastro de más vehículos por la zona que me pudieran auxiliar ante una eventual ponchadura o cualquier cosa, dada la lejanía de la civilización y la ausencia de compañeros…

En la ocasión que vine a pie a la cascada, continuamos por el arroyo debido a que es el camino más corto, pero esta vez decidí seguir por el camino, debido a que por el arroyo aunque si hay una brecha por donde entra la DR sin problemas la falta de compañeros y/o cualquier medio para salir ante una eventualidad me hicieron decidirme por continuar por el camino normal, el cual desconocía a partir de ese punto. A los pocos metros de ese sitio me encuentro con un letrero y una puerta que indican que estoy entrando a la Sierra del Nayar, lo cual me causa un poco de inquietud ya que sin duda estoy entrando en propiedad privada y eso talvez me podría ocasionar algún problema.

El camino transcurre como siempre, una terraceria excelente aunque con mas baches y surcos cada vez, lo cual hace un poco más técnica la conducción. Finalmente llego a Tres Lagunas, sitio donde viven algunos trabajadores de esa zona de la Sierra del Nayar y me acerco con dos personas que estan trabajando en una camioneta, ellos me indican que puedo pasar sin ningun problema, además me dice que ese mismo día bajaron cuatro camionetas, lo cual me da un poco de tranquilidad ante cualquier contingencia. De la misma manera el velador me dice lo mismo y me da algunas referencias del camino para llegar hasta la cascada, lo cual le agradezco en gran medida, ademas me pide que al pasar de regreso a Durango se los haga saber para que asi no estén con el pendiente de que me haya extraviado o me haya pasado algo… Al velador lo acompañan dos niños, posiblemente sus nietos, de los cuales uno de aproximadamente 10 años de edad se queda viendo la DR y sin más y justo antes de regresar con su abuelo expresa su admiración con un inocente “wow”, fue una reacción al verme que talvez no tenga la mayor importancia, pero contrastada con la que fui recibido en mi destino tiene un mayor significado.

Proseguí mi camino rumbo a la cascada, definitivamente decidido a llegar ya que había llegado tan lejos, a pesar de las posibles dificultades con que me podría encontrar en el camino. Es importante hacer notar que para llegar a la cascada no se sigue el camino principal, sin casi saliendo de Tres Lagunas se toma una desviación a la izquierda y se sigue por ese camino evitando desviarse en otros caminos mas pequeños que surgen o llegan a el. Esto es importante mencionarlo, ya que una persona que no esté habituada a transitar, ubicarse y seguir una ruta por los bosques fácilmente podría extraviarse.

Desde que se deja atrás Tres Lagunas el camino se vuelve más difícil, definitivamente apto no para cualquier camioneta y tiene numerosas rocas, charcos, partes atascosas (por el tiempo de lluvias) y por si esto fuera poco la gran cantidad de árboles que proyectan su sombra sobre el camino dificultan la identificación de obstáculos, haciendo que de pronto solo sientes como la suspensión absorbe alguna piedra o bache. En el tramo de bajada de este camino me sucedió algo bastante extraño: iba yo descendiendo por la brecha acelerando levemente, cuando de pronto el motor se queda acelerado aunque yo no lo estaba haciendo, de inmediato accioné el paro de emergencia (un botón rojo en la parte derecha del manubrio de la DR), me detuve con el clutch accionado y me dediqué a buscar la falla: lo que más temia era que el cable del acelerador se hubiera quedado pegado o trabado en alguna parte, ya que no tenía manera de solucionarlo si asi fuera. Después de verificar que no era cosa del cable se me ocurrió mirar al carburador, y efectivamente una particula de lodo con materia vegetal se había atascado de tal manera que impedía que el motor se desacelerara… Creo que ese tipo de cosas rara vez sucede, pero que bueno que sólo fue eso y sin mas quite el estorbo y seguí mi camino…

Después de ese pequeño incidente proseguí mi camino y al llegar al arroyo que cae en la cascada, tuve que cruzarlo varias veces, ya que así corre el camino, además el camino tiene muchisimas partes encharcadas y cada una de ellas junto con los cruces al arroyo son una aventura. En el camino veo algunos refugios que seguramente están destinados a los paseantes que son sorprendidos por lluvias inesperadas.

Al llegar a la cascada, me aproximo al sitio donde hay unas camionetas estacionadas, pero unos chavos (fresas sin duda) se me quedan viendo como bicho raro, casi hasta con miedo… No se que conciencia estén cargando o a que le puedan temer, pero a esto me refería cuando comparé al niño de Tres Lagunas con estos chavos. Después de que me quité el casco y un “buenas tardes” de mi parte dejaron de verme de clavo y trataron de continuar con sus actividades… Ahí mismo había personas de la región, de poblados cercanos, las cuales de inmediato se mostraron accesibles y platicamos un poco sobre mi forma de llegar y de donde eran ellos. Luego de este me dispuse a dar un breve recorrido por la zona y a tomar unas fotos, no me quedé mucho tiempo debido a que ya era la 1pm, comenzaba a hacer hambre y el sitio más cercano donde pudiera conseguir algo de comer estaba a casi dos horas de ahí…

Dejenme platicarles un poco sobre la cascada: tiene una altura aproximada de 85m, lo cual hace que en tiempo de secas, cuando casi no lleva agua ésta se hace brisa mucho antes de tocar suelo, lo que hace que parezca que es una “lluvia”, de ahi viene el nombre Salto del Agua Llovida. Esta cascada contiene el agua de dos arroyos: Santa Rosa-Infiernillo y Las Playas y continúa en un tramo bastante sinuoso sin duda e inaccesible, con toda seguridad este arroyo desemboca en el Pacífico como tributario de un río más grande (posiblemente el Baluarte). Actualmente el sitio cuenta con un mirador completamente seguro para poder asomarse “para abajo” con toda seguridad, además de instalaciones para practicar deportes extremos (tirolesa, rappel, etc.).

El camino de regreso trato de hacerlo más rapido, ya que ya conozco el camino y al ser de subida tengo que estar exigiéndole un poco más a la DR, la cual siempre responde bien, incluso cuando traigo una velocidad más alta de la idónea. En el camino de regreso todo va bien hasta que llego a una desviación en la cual no estoy seguro por cual venía, pero sigo uno de los consejos del velador “sigue las rodadas de las camionetas” y así pude elegir el camino correcto y no extraviarme…

Al llegar de vuelta a Tres Lagunas me pase casi de largo, apenas alcancé a despedirme de lejos de los trabajadores y así proseguí rapidamente mi camino, tan es así que algunos baches no los vi y se sintió medio feo en la llanta de la DR (si pudiera hablar seguro me la hubiera rallado jaja). En el camino mientras iba a buena velocidad, giré mi cabeza a la derecha para ver unos cerros lejanos, pero pase demasiado tiempo haciendo eso, hasta cuando finalmente regresé mi vista al camino y me llevé un gran susto al ver que mis ruedas pisaban el borde derecho del camino, aunque no habia un voladero demasiado alto si me hubiera llevado un buen golpe… casi una caída a lo “Camil” en Real de Catorce jaja. Pasé por el Bajio de Aguinaldos y de ahí me seguí hasta Centenario, donde unos niños me informaron de la ubicación de la tienda del pueblo y sin más llegue con la esperanza de encontrar algo para calmar a la “solitaria”. En la tienda lo más “llenador” que había fueron unas galletas emperador las cuales acompañé con unos doritos y un jugo beberé… Ni hablar, es una buena lección para a la próxima cargar mínimo con un sandwich o una barra energética. Mientras degustaba mis “manjares” un niño del pueblo se acercó y estuvimos conversando varias cosas, sobre mi moto, otros que vienen de vez en cuando en cuatrimotos, me informó sobre otros sitios de interés ecoturístico en la zona, también de las condiciones de su escuela, la poca asistencia de su  maestra, la tranquilidad que se vive por ahí y que disfrutan todos los pobladores…

Después de ahí el camino se vuelve carretera pavimentada, a diferencia de la mañana el viento comienza a hacerse notar, lo cual me permite rodar a un máximo de 80km/hr, a diferencia de los 90 ó 100km/hr de la mañana. El camino transcurre sin mayores incidencias, excepto en el retén de soldados que está casi llegando a Durango éstos me interrogan que de donde vengo, que andaba haciendo allá, cual es mi profesion, que si venía de trabajar, etc.

Cómo el Almighty, agradezco el que aun estén leyendo a estas alturas del relato, el cual es de un viaje que disfruté muchísimo y me da gusto compartirlo.

Conclusiones:

1.- No vuelvo a salir a terracería sin compañeros. La próxima vez no se que tan lejos me atreva a llegar y no creo estar preparado para lo que me pudiera pasar…

2.- Tiraré mi lata de sellador instantáneo de ponchaduras, gracias a la experiencia que me compartío mi tocayo César y compraré un kit con parches, pegamento y bomba.

3.- Tengo que repasar el manual de conducción en off-road.

4.- ¡Me urge una cámara digital! (se aceptan recomendaciones).

Kilometraje recorrido: 153km en asfalto, 93km en terracería.

Nos vemos en el camino!

Fin