Relato enviado por: Damnatus Anima
Suena el despertador.
No tengo ni idea en dónde estoy, volteo a mi alrededor.. ah si.. estoy en casa.. por fin. Me levanto, o al menos lo intento, por que el cansancio me lo impide.
He estado trabajando hasta tarde toda la semana, he viajado mucho. Este trabajo nuevo me gusta, pero chingado.. que demandante es. Ha sido una semana pesada… lunes en Monterrey, martes en DF, miércoles en Guadalajara y viernes de nuevo en DF por la mañana y de regreso a Guadalajara por la noche.. ‘ta madre, al menos espero hacer millas y que me den vacaciones gratis.
Veo la hora. Las 6:00 a.m. -que joda, pienso-, y entonces lo recuerdo: “Tienes que rodar, cabrón!” me dice el duende en mi cabeza; Cierto! Casi lo olvido.. hoy es sábado, hoy es el día..
Me levanto rápido, salgo disparado al baño y abro la regadera. Un chorro de agua fría me recibe. Me lleva.. no me acordaba que no sirve el calentador.. ni pedo.. entre mis ridículos brinquitos al recibir el agua helada de Enero y las ganas de salir terminé de bañarme.Pantalón, botas, playera. Listo.. ahora sí.. –“Muévete cabrón, repite el duende. Y no olvides las llaves, guantes, chamarra, casco y la mochila..”-. Le hago caso al pinche duendecillo y sin más salgo de casa…
Espérate … y las llaves? Uta ma.. ahí voy de regreso una cuadra. – Betty , mi moto, me espera en casa de mi hermano porque no tengo cochera-. “-Te lo dije cabrón, no se te olviden las llaves..” – repite la voz en mi cabeza. Lo ignoro está vez, tomo las llaves y el F.O.B., que quien sabe que diablos significa pero es un llavero con sensor que sirve para que prenda la moto.
Ahí voy de nuevo, son ya 15 a las 7. No mames, ya es tarde. Nadie me espera, no tengo horario en realidad, pero siento que ya no me alcanza el día.
Avanzo caminando rápido por la desolada avenida. Aún no hay luz y los pocos autos que circulan iluminan las tiras reflejantes de mi chamarra.
El reflejo me hace recordar lo que voy a hacer. Estoy emocionado y los pensamientos se acumulan en mi cabeza. “primero compra el ataúd”, decía mi padre. Lo escucho de nuevo como si estuviera aquí, caminando conmigo.
Entre dudas avanzo y llego a la tienda. Compro un café, agua para el camino y salgo ya no tan apurado. Estoy a una calle solamente de la casa de mi hermano. De Betty.
Voy a paso lento ahora, entre los dichos obscuros de mi padre, surgen las dudas.. – “Estas seguro cabrón?, dice el hámster. Otro personaje en mi cabeza que trata de controlar las pendejadas a las que me impulsa a hacer el duende. “ -. Si, creo que sí.
Llego por fin, ya son más de las 7. Comienza a aclarar el día para dejar ver algunas nubes. Nada de cuidado. Toco el timbre y enciendo un cigarro. Un par de minutos después sale mi hermano.
Luego del clásico “buenos días, pinche gordo guevón”, y su correspondiente “vete a la chingada, cabrón”, me abre la puerta y estrechamos manos.
Solícito como es, me trae el kit de ponchaduras que había comprado hace tiempo. No había reparado en lo pesado que es… pero ni pedo, dicen que siempre hay que cargar con herramienta y lo necesario para imprevistos.
Saco a Betty despacio, la tomo del manubrio con una mezcla de cariño e incertidumbre. Me monto en ella, pongo la llave y a punto de girarla escucho de nuevo un “estas seguro, cabrón?”. Ahora no es el duende. Es la voz del panzón de mi hermano que me ve con esos ojos que dicen “te vas a dar en la madre, wey..” .
-Me hizo recordar aquella vez que cuando niños, lo reté a saltar una rampa en bicicleta. El no se atrevió, pero fui el orgulloso ganador y portador de unas bonitos raspones y una regañada de miedo por parte de mi madre.. –
Esta vez no, pensé. Le respondí con un fraternal “a huevo, cabrón..” , giré la llave y presioné el botón de encendido.
El motor arrancó con un bonito ruido que a la fecha me hace sonreír cuando lo escucho. Me sacudió y despejó todas mis dudas.
Algunas luces se encendieron; ya había luz pero apenas comenzaba la vida en la calle de mi infancia gracias a Betty (o la gorda, como también le digo cuando le pongo la maleta).
La querida vecina de enfrente recorrió una cortina y pude ver su maltratada figura por un instante.
Mi hermano, con esa sonrisa de cabrón que se carga me dice “Ya despertaste a Vegetta, wey..” y comenzamos a reír como locos…
-Pobre señora, al entrar a los cincuentas comenzó a utilizar uno de esos peinados raros de pelos parados, en donde el look, al menos para los ojos de un adolecente, parecía o bien una gallina mojada o bien un Sayayín.. los votos de los de la cuadra fueron para ésta última opción, además de que el carácter de la señora cuadra con el personaje a la perfección-..
Me limpio las lágrimas de la risa, me despido de mi hermano quien me da su recomendación de que “no me vaya a dar en la madre” y acelero.
El motor de Betty hace un ruido maravilloso, no muy fuerte, pero es un ruido al que los vecinos de esa calle -ya de viejos-, no está acostumbrado. No volteé , pero supongo que habré despertado a algunos vecinos más… vuelvo a sonreír imaginando la escena..
Voy avanzando por la avenida Belisario Domínguez. Es temprano y no hay muchos autos; mentalmente voy haciendo inventario y creo que no he olvidado nada.
Admito que voy nervioso, no tengo mucha experiencia manejando motos.. al menos no manejo una desde los 17, cuando a escondidas de mi padre le compré en abonos una ninja 500 a un amigo.
La tuve un año. La moto ya tenía sus caídas cuando la compré, pero a mi me parecía lo mejor del mundo. Mi amigo, de familia más que pudiente, entonces montaba una Honda CBR 1000, de esas que estaban de moda y que solo los juniors podían tener en prepa.
-Buen amigo él. Me dejaba esconderla en su casa al regresar de la escuela o de mis pequeñas incursiones por la ciudad, tratando de seducir a alguna chica al mas puro estilo de Top-Gun.
Pero no, solo pude seducir a algunos policías de tránsito que me paraban por no usar casco, por no traer licencia o alguna otra pendejada de esas usuales que hace uno a esa edad..-
Llego a la gasolinera y lleno el tanque. Pago y al querer encender la moto ésta no enciende.. – madres, ahora qué? -. Nervioso como estaba, había olvidado que la dejé en primera. Presiono el clutch y ahora sí, se escucha de nuevo el motor de Betty. Ignoro la sonrisa maliciosa del despachador que seguro piensa “Éste pendejo no sabe ni prender la moto pero ahí va el wey…”.
Retomo la avenida y continúo derecho hacia la avenida Revolución. Esa avenida me trae recuerdos de mi juventud. Pasa por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Guadalajara, en donde estudié tanto la asignación técnica de la prepa como la carrera de Ingeniería en Sistemas.
Al pasar por el estadio de baseball de la U de G me acuerdo que hace no tantos años vi morir a un motociclista al chocar con un auto que esperaba el siga. Los nervios regresan.
La avenida Revolución está al oriente de Guadalajara, y me conduce directo a la autopista que me llevará a mi destino : Tepatitlán de Morelos, Jalisco.
Aún no sé a ciencia cierta el por que elegí Tepa – como se le dice con cariño – como mi primer destino en motocicleta. Supongo que es una forma de tributo inconsciente a mis ancestros, originarios de aquellos rumbos. Algo así como para aplacar la voz de mi padre, como diciéndole : “Mira, sí voy en moto, pero voy a tu tierra, OK ?” para exorcizar los ecos funestos en mi cabeza ..
Esa carretera la he tomado muchas veces en auto, la conozco bien, así como la entrada a la misma que estoy por tomar.
Una curva en subida e inclinada a la derecha es la desviación entre la carretera libre a Zapotlanejo y la autopista Guadalajara-Mexico, para entroncar directamente con una autopista de 5 carriles por lado, llena de trailers, camiones de pasajeros y autos que van en las 500 de LeMans.
Esta autopista, o al menos éste tramo se toma para llegar a la central de autobuses de Guadalajara, por lo que el tráfico es intenso, aún a esas horas de la mañana.
Las manos me sudan, pero mi determinación es grande. Pienso “Ya estás aquí cabrón, dale !!“.
Acelero, voy en segunda al salir del entronque, volteo y veo que se aproxima un tráiler a mas de 100 kms por hora, aún hay espacio; revoluciono el motor, cambio a tercera y acelero a fondo.
El motor de Betty ruge, llego a 90 kms y estoy en el carril central, paso a cuarta inmediatamente. Las manos me sudan bajo los guantes, siento el viento de los autobuses que pasan junto a mí, muy cerca de mí. – “El hámster me grita desde el fondo de mi cabeza “No mames cabróooon, nos vas a matar!”, seguido del duende, “Acelera pendejo, no veas las ruedas del tráiler de doble caja junto a ti, písale wey!” –
Paso a quinta y acelero aún más, estoy tan asustado de verme entre tanto tráiler que no me he fijado en el velocímetro. Voy a 140 kph.
Me tomó un instante darme cuenta de que voy muy rápido, volteo y no veo ya mucho tránsito de camiones. He pasado la desviación a Tonalá y la de la central de autobuses.
Me muevo al carril de baja y desacelero a 100 kms.
El susto no me había dejado darme cuenta de lo molesto que es el viento aún a 100 kms y más cuando no se está acostumbrado a salir en motocicleta.
Poco a poco, conforme baja la adrenalina, me va apareciendo una sonrisa, que a la fecha, basta con escuchar un motor sonar por la calle para que reaparezca.
Ahora, unos cuantos kilómetros más, mis primeros de espero sean muchos; comencé a disfrutar el viaje. La sensación del aire tratando de sacarme de la moto ya no era molesta, los olores del camino eran increíbles. El frío no me importaba, y aceleré más..
Veo la caseta adelante, comienzo a frenar y a unos 40 metros antes de llegar, pum! Se me traban las velocidades y se me apaga la moto. Me orillo, quedando en el carril central, junto a las bollas.
De la nada, aparece un biker, de esos de a “de veras”, que me pregunta que si estoy bien, que si me puede ayudar. Le digo que sí que estoy bien, que solo se me trabaron las velocidades y se apagó la moto.
Me dice : “Ah no hay pedo, bro, mete el clutch y dale con las patas pa adelante, así engrana de nuevo”. Efectivamente, sentí de inmediato que la velocidad cayó en su lugar y ya prendió la moto.
Agradeciendo el gesto, pagué la caseta de los dos, aún a reniegos de Carlos; el amable biker, quien me dijo que iba a Ocotlán y que me invitaba a visitarlo algún día.
Conocí el saludo Biker por primera vez. Se siente bien saber que no está uno solo en el camino, aunque a veces así lo parezca.
Ese día aprendí muchas cosas, cosas que le cambian a uno la forma de pensar radicalmente…
Seguí mi camino y él el suyo. En la desviación, los dos al unísono levantamos pulgares, deseándonos la mejor de las suertes.
Así, entre reflexiones de lo recién aprendido, recapitulando el susto y de esa sonrisa que no se quitaba, llegué a Tepa.
Hacía muchos años que no iba, así que me sorprendió ver a la entrada otra caseta. Esta vez no hice mi pendejada y fui bajando velocidades hasta llegar a neutro, paré justo en la ventanilla donde una amable güerita me dijo : Son 35 pesos.
– 35? Ah cabrón… está caro -, pensé. Saqué mi cartera y tomé un billete de 20 con la idea de sacar 15 en monedas de mi chamarra.
Me quité un guante, saqué el dinero y al recibir el ticket, se cayó el guante, que lo había dejado sobre el tanque. -Aquí aprendería otra importante lección- : Sin pensarlo, tal vez por reflejo, me agaché para recoger el guante…
Inmediatamente me vi tomado de la ventanilla de la caseta y con una pierna extendida, al estilo olímpico, haciendo un Split de 9.5 con moto entre las piernas a 50 grados… Esa variación no la he visto en las olimpiadas, pero seguro merece un lugar especial.
Acudió rápido uno de los guardias a ayudarme, y es que bueno, cosas de enlatados, nunca me fijé en la gruesa capa de grasa acumulada en el piso junto a la caseta.
Entre risa avergonzada de mi parte, y las carcajadas desenfadadas de la güera , tomé los últimos dos kilómetros hacia el pueblo de mis ancestros.
Entré al pueblo aún con los ecos de la risa de la güera en la cabeza y el orgullo un tanto maltrecho, pero bueno.. ya había llegado.
Nomás entrando veo la unidad deportiva que lleva el nombre del papá de un muy buen amigo : “Gregorio –Tepa- Gómez”.
La unidad está bonita, y según me dijeron, es ahí donde entrenan las futuras estrellas del futbol en los Altos de Jalisco.
Seguí hasta llegar al centro del pueblo, que bien podría llamarse “Mototitlán”, porque hay más motos que carros, y lo bueno es que los lugares para estacionarse abundan.
En cada esquina hay un sitio solo para motos. Ya me gusta más el pueblo.
Después de estacionarme, me puse a dar vueltas por ahí, a ver a las güeras que son tan famosas por estos rumbos. Así fue, mientras se me iban los ojos con una, el hámster ya había localizado otra y el duende .. bueno… es un pervertido..
Y entre güeras y motos, por que sí que hay muchas motos para admirar, llegué al mercado, en donde ya tenía la consigna por parte de una amiga de comerme una gordita.
Busqué el local que me había recomendado y me senté a desayunar y a recapitular las aventuras del día…
Es temprano aún, sólo son como las 10:30 de la mañana pero sí que me han pasado cosas. Me gusta. De haber estado en casa seguro estaría apenas despertando.. que desperdicio de vida..
Ahora sí, después de haber desayunado-comido y medio cenado con esa gordita, me pongo a dar vueltas por el pueblo.
Para ser justos y no herir susceptibilidades, he de comentarles que Tepatitlán es considerada Ciudad desde hace unos años, y es me parece la tercera entidad más poblada de Jalisco.
Yo le seguiré llamando pueblo por costubre, por cariño.. no por ser ofensivo y espero así me lo permitan quienes lean éstas líneas y sean oriundos de ese lugar.
Se dice mucho por los habitantes de Tepa que “No tenemos mar, pero si tenemos sirenas..” a lo cual no puedo decir que no, por que sí que las hay.. muchas y muy guapas..
La gran mayoría de los habitantes de Los Altos de Jalisco aún conservan la ascendencia europea, ya que estos lugares fueron asentamientos de Franceses y Españoles que buscaban fortuna en el nuevo mundo.
Predomina en Jalisco el mestizaje con Franceses y Españoles.. mi apellido es Vasco, algo entre Francés-Español-Hijo de la chingada… de ahí mi carácter, sin ser justificación – es solo información para aquellos que me conocen enojado, jejeje-.
De por los alrededores de éste pueblo salieron mis antepasados. Mis abuelos, los maternos de rancherías, gente de trabajo y carácter noble pero estricto. Los paternos, de apellido de alcurnia tequilera, de familias pudientes y clase media, pero que al final algo pasó y se quedaron sin nada.. solo con las ganas de superación, mucha tenacidad y ahínco…
Esta región fue participante muy activa en la guerra Cristera. Cuentan que en la entrada del pueblo quedaron más de 3,000 pelones cuando intentaron tomar Tepa.
Ríos de sangre corrieron por estas tierras en pro de las creencias de las personas que las habitan y habitaron.
Recuerdo haber leído en alguna parte que no hay lugar en la tierra donde no haya corrido sangre… qué mal.. pero qué cierto!.
Caminando llego al museo de la ciudad.. -mira nomás, no sabía que había uno por aquí..-. Decido entrar porque la curiosidad me mata.
El lugar es agradable, la casa en donde se encuentra el museo es de esas casas antiguas, de patios y mas patios con las habitaciones alrededor..
Al andar por los pasillos topo de frente con una imagen que me cautivó. Es una pintura que representa un tren serpenteando en un puente con el rostro de una mujer en primer plano..
No pude dejar de verla, no sé cuanto tiempo pasó pero seguía con la mirada clavada en el rostro de la mujer. Los ojos azules, la cabellera negra, larga y rizada me tenían embelesado…
Pregunté al hombre que daba las explicaciones sobre el cuadro pero no me pudo dar más explicaciones.
Yo la conozco.. yo la he visto antes.. no lo recuerdo bien.. pero igual es un deja-vú jugando conmigo..
Me sentí un tanto agobiado.. necesitaba salir y me dirigí a la salida. Busqué al hombre de los recorridos pero no estaba ya.. quería preguntar, sólo preguntar.. si la pintura estaba en venta..
En cuanto pasé la puerta de salida me recibió el sol en plenitud, tuve que entrecerrar los ojos para poder ver. Busqué mis lentes de sol en el bolsillo de la chamarra y me ajusté la gorra.
La pintura de las casas parecía brillar, el sol se reflejaba en cada rincón de la calle y aún con los lentes sentía que por momentos me cegaba.
Como en realidad no sabía bien a dónde ir, comencé a vagabundear por las calles. No mucho que ver fuera de la gente, algunas construcciones que tuvieron mejores días y algunas otras que parece que siempre lucieron a medio terminar.
Llegué a las puertas de un café, que no había visto o bien estaba cerrado cuando pasé, pero aproveché para descansar un poco. Aún no había mandado mensaje de que ya había llegado y aparte se me antojaba un cafecito…
Después de reportarme con mi hermano y recibir un mensaje tipo “no te matasteste?” con su consabida respuesta : “Si pendejo, el cielo también es territorio telcel wey..” salí a seguir dando vueltas en el pueblo.
Después de un rato y aún sin ganas, decidí regresar. No era tarde, pero quería llegar temprano. Quería estar en casa y poder decir que completé una ruta. Chiquita pero ruta al fin.. y así fue;
A las 6 de la tarde llegué a casa, prendí el TV y junto con el Duende, el Hámster y Dora la Exploradora grité : “Lo hicimos!” 😉 jajajajaja
Habría más regresos a Tepa, más rodadas aún, más sustos y cosas extrañas en el camino futuro pero aún no lo sabía..
Aún hoy después de haber pasado ya un par de años de esa primera rodada, todavía no sé que habrá detrás de cada curva, que encontraré a cada kilómetro o que me espera detrás de esos cerros que devoran la carretera..
Alea Iacta Est…
#lologre #soyunarita #lohicimos! #deboencontrarelneutro
jajajajaja que buen relato chingao, así me gustan, bonitos, frescos, honestos. Quien te viera la diferencia entre el nerviosismo de este relato y el anterior donde ya se nota los kilómetros recorridos, y la costumbre de los traileres jajaja
Te imaginas is le hubieras echo caso al hamster? que hubiera pasado? jaja afortunadamente tienes al troll por ahí jodiendo con lo contrario.
Y pues tan esperadas las Gueras por fin aparecieron jejejejejeje sigue asi, y todos en motorefacciones monterrey seran contentos jajajaa
Saludos y esperamos (o por lo menos yo) mas relatos, que tu manera de relatar hasta cierto punto me evoca a tipo novela, me agrada me agrada.
Felicidades!!!!!!..ese charro con bufanda se ve medio raro…..Saludos.
Hey muchas gracias, que bueno que les gustó.. Por ahí espero este sábado poder escaparme para rodar a un lugar que traigo entre ceja y ceja para hacer un buen relato..
El duende ya está alborotado y el hamster medio zacatón por la localidad a la que pienso ir y por la ruta que voy a tomar, pero así son ese par jajaja
Saludos y gracias nuevamente!
Que buen pedazo de relato!!!
Me reí a carcajadas varias veces, al igual que me hiciste acordarme de algunos episodios similares que he pasado.
ME gusto tu estilo, buena forma de narrar tus miedos, la forma de afrontarlos y las peripecias de la rodada.
Me encantó la participación del duende y del hamster, definitivamente son buenos compañeros de ruta.
La referencia a la ficticia carrera es genial.
Habrá que ir a Tepa a disfrutar una gordita y echar taco de ojo con las Güeras 🙂
Un abrazo!
Nos vemos en el camino… De Hi-viz y reflejantes…
Mejor vamos a echarnos Güeras y echamos taco de… naa es lo de menos…!
Hola Damnatus.
Una de mis canciones preferidas de mi lejana infancia empieza con:
“Vamos a Tepa
tierra soñada
donde la vida es un primor …”
Tal vez por esos recuerdos o por haber pasado casi un año en Guadalajara (hace ya muchos), le guardo un especial cariño esos rumbos de nuestro hermoso País. Es decir, estoy obligado a visitar Tepa (de paso a las güeras).
Aunque para no correr riesgos innecesarios, no llevaré ni hamsters ni duendes, suelen ser una monserga y posiblemente sean los causantes de velocidades cuatrapeadas.
Sin duda, el sonido de la Harley despierta una sonrisa (o más), no cualquiera puede tener una. No obstante al llegar a los 140 km/h, supoongo que más que el viento es la vibración lo que te hace revisar la marcha y desacelerar (cuando menos es lo que sugiere el “The complete idiot’s guide to motorcycles), pero no me hagas mucho caso, lo importante es conocer las impresiones de quien rueda en la moto que le guste (a mi me gustan las HD).
Como ya varios comentaron sobre lo ameno de tu estilo, no le muevo más, y en cuánto a lo cristero de la región de Los Altos, ni hablar, cada quién tiene derecho a defender sus creencias, aunque la mejor expectativa es que lo hagamos con la razón y no con las armas.
El cuadro que mencionas luce aractivo y enigmático, yal vez el trenecito es el que va a Atotonilco y por eso “dió brinquitos tu corazón”
Un saludo desde Puebla y …
¡Nos vemos en el camino!
Muy buen relato! Felicidades y coincido que tu narrativa es muy amena.
Estupendo tu relato-monologo, expresaste muy bien todos los miedos que hemos tenido a al aventurarnos en nuestra primera rodada, muy buenas ocurrencias, no pensé que a las Harley se les trabaran los cambios como a la ax100, nos sigues debiendo mas fotos de las gueras, saludos desde Mty.
Estimados que bueno que les gustó éste pequeño relato.
Están todos invitados a rodar por estos rincones de Jalisco, a ver que día tengo el honor de hacerlo con ustedes y poder ser su anfitrión.
Trataré de tomar más fotos de güeritas, aunque no es fácil.. Aquí lo cocen a uno a tiros jajajajaja no las güeras.. Los güeros que son muy celosos.. 😛
Mañana sábado voy a otro de esos rincones, sólo que éste en particular está olvidado por el gobierno y por nuestra indiferencia..
Espero hacer el recorrido sin contratiempos y poder contarles de esta rodada..
Un saludo y un abrazo a todos!
Tiene una Harley, QUEMENLO! jajaj no te creas, lo digo por el estereotipo de tipo mamón en HD que ni nos saluda a nosotros de baja cilindrada (que abundamos en este sitio) y que odiamos pero secretamente envidiamos. Pero se nota que tú no eres de esos y que bueno saber que la marca no define la personalidad, me encantó tu relato, creo que nunca me había reído así, de esas veces que te preguntan “pues que estas leyendo?”