Mis tres rodadas banqueteras en 110cc

Relato escrito por Armin Langlé.

Antes de narrar las pocas aventuras que he tenido en moto, quiero explicar un poco de mi historia en éste mundo de las motos; hace dos años, ni se me había pasado por la cabeza el tener una moto, sin embargo la falta de automóvil, así como el tiempo y dinero gastados en transporte público me hicieron voltear la mirada hacia un medio de transporte diario que fuera económico…
Así que empecé a ver las motocicletas, esas máquinas de dos ruedas que había visto circular por las calles y carreteras sin prestarles mucha atención.
Empecé a buscar en internet que motocicleta sería la adecuada para mí, como principiante, como persona muy bajita y finalmente como mujer, muchos te dicen que una motoneta es ideal para lo que buscaba, pero las motonetas son caras y no tenía mucho presupuesto, así que vi esas motitos de las pizzas, semiautomáticas (perfecto!!! No tienen clutch!!!), chiquitas, ligeras y sobretodo baratas.
Un año estuvo rondando la idea en mi cabeza, hasta que hace 8 meses se me hizo tener una pequeña Yamaha Crypton 110, uff!, parecía niña con juguete nuevo, me compré casco, guantes, una chamarra medio hechiza, mas dos o tres días de práctica en lo que le agarras la onda a la aceleración de la moto y a rodar!!!

Y si entonces yo pensaba que el TENER la moto era la felicidad, estaba muy equivocada, la sensación de rodar, del aire pegándote de frente mientras vas acelerando y aunque no podía pasar de 60 km/hr (por el asentamiento del motor) sentí una libertad que no puedo explicar con palabras, simplemente subirme a la moto e ir al trabajo me hacía feliz, es más me gustaba ir al trabajo porque me iba en moto!.
Pero… el mismo trayecto lo disfrutas las primeras veces, después se hace aburrido, y yo quería algo mas, algo diferente, y como siempre Don Internet fue mi ayuda, empecé a buscar sobre gente que tuviera la misma moto que yo y ver qué se podía hacer con ella, así que encontré éste maravilloso sitio y las aventuras del buen Motoso, así como algunos relatos de unos chicos que subieron los Andes en motitos iguales y la espinita aventurera despertó en mi.
Y aunque generalmente tengo hambre de aventura, suelo ser muy cauta, a veces demasiado, por lo que no me animaba a salir de la zona conocida, pero los amigos motorruteros me animaron, me dieron consejos y me aventé a mi primera salida!, casi 90 km ida y vuelta por una carretera poco transitada hasta un lugar llamado Ayoquezco de Aldama, fue una experiencia increíble, ir manejando a mi ritmo, por carretera y aunque está muy “plana” creo que fue excelente para iniciar en esto.

Pero ahora quería más! Probar la moto en otros lugares!. Así pasaron como dos meses para intentar otra salida ahora a un pueblo llamado Cuajimoloyas, hasta la punta del cerro, y ahí me fui, sola, pero no llegué a la meta; la motito como es normal por la elevación y por la subida no respondía igual y me dio miedo que le pasara algo (no se nada de mecánica de motos) y como iba yo sola preferí dar media vuelta y regresar, aún así la experiencia fue muy padre
Primero hay que llegar a Tlacolula por una carretera transitada y donde los autos van muy, muy rápido y pasaban zumbando a mi lado autos y camiones, afortunadamente por la acotación se puede transitar y yo no les estorbaba demasiado, con una velocidad crucero de 70 km/hr creo que íbamos bastante bien, tanto la moto como yo misma.

Llegando a Tlacolula hay que recargar gas y enfilarse hacia Díaz Ordaz, pero yo de wey sin conocer agarré la salida equivocada de la gasolinera y ya me estaba yendo hacia otro lado jeje y hasta que encontré dónde dar vuelta en U (porque había camellón) retomé camino, preguntándole al poli para asegurar, me enfilé hacia Díaz Ordaz, que no está lejos y luego luego está la indicación de la desviación hacia Cuajimoloyas, y ahí iba yo, en una carretera recién pavimentada, sin nada de coches, el camino solo para mi motito y yo. Y todo iba bien hasta que empieza la subida…. Primero bájale a 3ra, ahí vamos a 40-45 km /hr, pero ya no sube!!! Ok, bájale a 2da, chin vamos a 25-30 km/hr y yo pensando: no manches, en bicicleta llego más rápido!!!. Pero la subida está canija y yo siento que estoy forzando mucho el motor (luego me dijeron que no era así), así que digo ni modo, mas vale no arriesgar y doy media vuelta, al menos el intento se hizo… ah! Pero si subir es super tedioso a 25-30 km/hr… la bajada!!!, la bajada por curvas uff!!! No se cómo explicarlo, es padrísimo, agarrar una curva y luego otra y aunque voy frenando en cada una, como experiencia nueva no deja de ser algo increíble.

Pasaron varias semanas y volví a intentar la misma ruta, ésta vez acompañada del amigo G Nolasko Ctres, el con su novia en una poderosa (a mi parecer) VStrom y yo en la motito 110, obviamente él ya advertido de que va a subir a paso de caracol. Ahí vamos de nuevo pero ésta vez si llegamos hasta arriba!!! Logramos mi Crypton y yo llegar a Cuajimoloyas y es cuando me di cuenta que la vez pasada me di media vuelta cuando ya me faltaban como 15 km. Ya estando allá arriba comimos algo y obviamente tomamos algunas fotos de rigor que nunca faltan para dejar constancia de nuestra hazaña, y vámonos de regreso. De igual forma la bajada por las curvas es lo mejor, pero ésta vez tenía de maestro y guía a G Nolasko por lo que el trazado de las curvas fue más suave y constante y por ende más placentero.

Pasaron ya varios meses y por falta de tiempo no volví a tener una rodada hasta hace poco que vino a Oaxaca desde Puebla el amigo Augusto Galicia. Nos quedamos de ver en una tienda de accesorios de motociclista y cuando ya los dos habíamos comprado lo que necesitábamos, vamos a encontrarnos con G Nolasko quien nos esperaba en una gasolinera a las afueras de la Cd, no sin antes sortear un tráfico poco común y en donde al ser yo la local iba guiando a Augusto, pero no sabía si meterme entre los coches (como a veces lo hago) o que los dos esperáramos en el espacio que ocuparía un auto, en fin, terminé haciendo a veces una cosa, a veces otra jaja. Es raro eso de rodar acompañada de otra motocicleta en una Cuidad, siempre he manejado yo sola, en fin, espero no haber hecho nada incorrecto y que Augusto piense que manejo mal jajaja 😛
El caso es que nos encontramos a Nolasko y nos enfilamos hacia la carretera libre Oaxaca-Puebla, bajo un cielo que amenazaba lluvia, si no lluvia fuerte, al menos si de esa lluviecita ligera pero constante, los dos traían motos mas grandes que la mía (obviamente) pero se tuvieron que aguantar e ir a mi paso, así que fuimos a 70 km/hr en una carretera BASTANTE transitada y ahora si mas peligrosa pero todo pasó sin inconvenientes hasta que llegamos a Telixtlahuaca, el último pueblo antes de empezar a subir la montaña, ahí comimos algo e hicimos sobremesa para platicar un rato conocernos mejor ya que no habíamos tenido mucha oportunidad de platicar, después de eso y por la hora yo preferí quedarme ahí, ya que haría más lento el trayecto de Augusto que de por si iba con algunas horas de retraso, así que me despedí de Augusto y de Nolasko quien todavía lo acompañó un tramo. Yo me enfilé a mi casa y algunas horas después me llegó la desafortunada noticia de que Augusto se había accidentado en el camino y que una fractura le haría imposible rodar en un buen rato, afortunadamente no pasó de la fractura en la pierna pero si me dio tristeza por él y me hizo pensar que la moto es maravillosa pero también tiene su lado oscuro con el que hay que aprender a convivir.

En fin, de éstas experiencias, ¿qué puedo decir?, que si bien la Crypton 110 es genial y claro que si se puede rodar en ella, definitivamente no es la moto ideal para ello y menos si vives en una Ciudad rodeada de montañas, ya que SIEMPRE irás más lento que los autos circulando junto a ti por lo que debes ir con mucha más precaución, sin embargo y hasta que no pueda conseguir una moto mas grande, seguiré saliendo con ella en mis pequeñas rodaditas banqueteras.
Y quien sabe, igual y me animo a la salida a Taxco… lo sigo pensando.