De rally por la Michilía y Cuesta Blanca

Hay veces en que sientes que todo va mal, en que ya no puedes sentirte peor, pero entonces solo buscas una solución, una salida, una respuesta y esta la encuentras siempre en dos ruedas. Es tan sencillo como salir de un ambiente sofocante a bordo de la DR para comenzar a sentir un clima fresco, agradable, lleno de libertad y de pronto sientes unas gotas de lluvia que al principio te causan placer, luego se ponen más pesadas y llegas a sentir dolor, pero es un dolor que te despierta, que te saca del letargo para ver y sentirte de nueva cuenta vivo. Sólo es eso, es el agua, es el efecto revitalizante que causa. Toda esta sensación de renovación se maximiza cuando ya llevas tres semanas sin salir a rodar, sin sentir el camino y sin sentirte bien contigo mismo.

El párrafo anterior habla de una mini- rodada a las gorditas Eriliz el sábado 8 de mayo por la tarde. Continúo con la rodada que tuvo lugar el siguiente día, el domingo 9 de mayo. El 8 de noviembre del 2009 fui a conocer la Reserva de la Biósfera de la Michilía. No tenía mucha idea de que podría encontrar y descubrí un mundo completamente nuevo, bosques en terrenos planos casi sin rastros de civilización además del camino. Pero sólo llegué hasta el Instituto de Ecología y de ahí me regresé por donde mismo que había llegado. Me quedé con las ganas de seguir por ese camino pero en aquel entonces no tenía una idea clara de a donde me llevaría ni que tan lejos estaba la próxima gasolinera. Me hice el propósito de regresar y aquí estoy a las 8am afuera de mi casa calentando la DR mientras reviso las presiones de los neumáticos como siempre antes de cada rodada.

Tomo la salida a Zacatecas, el clima está fresco pero no frío paso primero por Nombre de Dios, luego Vicente Guerrero y ahí me dirijo según el señalamiento rumbo a Súchil. En una gasolinera llego a cargar pues ya venía con la reserva hace unos 50km y le entraron casi 12 litros a la DR, ¡apenas me quedaba un litro más! A diferencia de cuando anduve por aquí en noviembre ahora no tengo que preguntar referencias para salir rumbo a Súchil, simplemente donde tengo que dar vuelta la doy y ya estoy en la carretera pavimentada que me conduce a este por momentos desolado pueblo. En su plaza principal llego a desayunar unas gorditas y le aviso de mi ubicación pese a que aún no está del todo despierta… Es extraño volver a estar en un sitio como este, donde la primera vez que estuve me sentí completamente extranjero pero ahora que ya conozco no es la misma sensación.

Luego de desayunar, casi a las 10am vuelvo a encender el motor de la DR que ya tiene ganas de volver a acelerar en caminos de tierra, de ir no tan forzada y sintiendo el fresco de una montaña enfriando la alta temperatura producto de las explosiones de la mezcla aire-gasolina. Cuando estuve por aquí hace casi siete meses el trayecto por terracería se me hizo muy largo, bastante incierto y hasta un poco dudoso, pero ahora que ya conozco el rumbo voy si no más rápido al menos voy mucho más constante. Un factor importante de repetir parte de esta ruta es que el camino ya no emociona tanto, los paisajes en cierto modo ya no te sorprenden igual que antes pero también se disfrutan bastante. Así voy, paso por San Juan de Michis y más adelante ya voy entre bosques, es terreno plano pero son bosques ya conocidos. Algunos cortos tramos son en subida y el camino es un tanto irregular, con piedras sueltas y una de ellas salta desde mi rueda delantera y golpea el protector del cárter ¡de nuevo muestra su utilidad! Paso por una subidita más de estas y de pronto veo un animal menos de 100 metros adelante de mi. Parece un coyote pero es demasiado musculoso y muy grande. Cruza el camino desde la izquierda hasta desaparecer por la derecha. Bajó un pequeño talud de manera muy ágil y subió el del lado derecho de la misma forma al parecer sin ningún esfuerzo. Creo que fue un lobo, me sorprendió bastante y me detuve a ver si podría tomarle alguna foto pero obviamente el siguió su camino alejándose de mi…

El camino es mío, apenas y había visto una o dos camionetas y ahora de pronto en una larga recta veo que se aproxima un camión rojo con negro. Viene a gran velocidad y para no tener problemas solo me orillo a mi derecha y saludo al conductor cuando pasa a mi lado empolvándome. Este camión tenía un aspecto intimidador pero era de un modelo antiguo y seguro es usado para la explotación forestal en la zona. Algunos kilómetros adelante veo muchas vacas a los lados del camino, más adelante algunos burros ante los cuales decido detenerme para tomarles unas fotos y sucedió algo curioso, hasta parece que estuvieron actuando para mi:

Yo creí que aún me faltaba mucho para llegar al Instituto de Ecología, frente al acceso al rancho El Temascal, pero apenas unos minutos después de los burros llegué y casi me paso de largo por lo rápido que iba jaja, incluso había una tierra muy fina en el camino y levanté una buena nube de polvo…

A las 11am llegué al Instituto de Ecología pero igual que la anterior ocasión había una cadena cerrando el acceso a las instalaciones y esta vez no quise entrar, pues ya conocía los lobos y un poco del lugar. En lugar de eso descansé un poco, vi mis cartas topográficas del INEGI escala 1:250,000 para ubicarme y en eso me di cuenta de que al otro lado del camino, en el acceso a el Rancho El Temascal desde una casa me miraba una niña que de pronto entraba y de pronto salía de la misma. Seguí descansando un poco, apagué y guardé mi ipod, tomé un poco de agua pues ya se sentía un poco de calor a esa hora y entonces me decidí a acercarme a la casa en cuestión. Antes de llegar hay una gran puerta que está cerrada y no veo un paso para peatones. Llamo elevando ligeramente mi voz y sale una señora que apenas y se aleja unos diez metros de su casa pero no se acerca a más de veinte de mi ubicación. La saludo con un buenos días, que era mi principal objetivo y aprovecho para preguntarle si el camino por el que voy me llevará a Cuesta Blanca. Me confirma lo que yo ya sabía y me despido pues no se ve que tenga ganas de establecer una conversación. No siempre es posible entablar comunicación como uno quisiera, pero bueno, por algo ha de ser así que me decido a continuar mi camino con cuidado y tratando de no llamar la atención en estas tierras donde casi no se ve gente.

Ahora si, a partir de aquí todo el camino es nuevo. No se lo que me pueda encontrar y eso lo hace más emocionante. Como venía desde atrás el camino está en buenas condiciones y me permite ir muy rápido, pero por precaución y ante sus peticiones para que me fuera con cuis rara vez voy a más de 70km/hr aún y cuando el camino me permitía ir en rectas fácilmente a 90… Casi siempre voy circulando entre pinos y no veo lo que hay detrás de ellos, pero de pronto se alcanza a ver a mi izquierda que se abre el paisaje y se ve un gran bosque en un llano que luce impresionante. Si siempre me llamaron la atención los grandes espacios como el desierto, los mares, etc. ver esto mismo en los bosques, los cuales yo tenía etiquetados más bien para terrenos accidentados, ver esta gran inmensidad me deleita y me obliga a detenerme a intentar captarlo y tratar de compartir un poco de lo que vi.

Conforme voy avanzando de pronto veo puertas de acceso a distintos ranchos, en los cuales aparentemente se puede aprovechar (cazar) el cócono salvaje y el venado cola blanca, siempre respetando las normas respectivas. El camino va igual, muy rápido, fácil, con algunas curvas leves y de pronto vuelvo a pasar por secciones donde el material fino del suelo se levanta como una gran nube a mi paso. ¡Que bueno que voy solo y no detrás de alguien que vaya levantando estas mismas nubes!

En alguna ligera curva a la izquierda me doy cuenta que de pronto se ve un cuerpo de agua a la derecha del camino y que seguro está ahí por la extracción de material de banco para mantenimiento del camino. Si por cualquier cosa algún motociclista va demasiado rápido y se sale por esa curva seguro tendrá grandes dificultades para sacar su moto de ese gran charco por el lodo que sin duda hay en el fondo y lo peor es que tardará bastante para conseguir ayuda pues no se ve en las cercanías a quien pedir auxilio. Sigo disfrutando del camino y a mi parecer ya voy un poco atrasado por las paradas a tomar fotos, según yo me decidí a no detenerme hasta llegar a Cuesta Blanca, donde tomaría el camino para salir a el Mezquital, pero apenas estaba decidido a ya no pararme y entonces veo una magnífica vista a la derecha del camino. Traté de captar el momento pero a mi cámara le falta un modo para tomar fotos panorámicas o al menos tener una mayor distancia focal (no se si es el término, no se de fotografía…). Aquí mi intento por compartirles:

Apenas unos minutos adelante de esta espectacular vista llegué a Cuesta Blanca, un pequeño pueblo serrano que me gustó mucho. Se ve demasiado tranquilo, casi sin habitantes pero las calles o el intento de ellas están bien trazadas y se ve mucho orden en cada casa, espacios amplios y nada amontonado, a diferencia de otros lugares como Mimbres o El Salto, por decir algo. Recorro a lo largo el pueblo por el camino buscando un lugar para comprar un jugo o refresco, apenas son unos 500 metros donde vi una miscelánea y un comedor, así que me decido por la primera. Aquí veo al encargado y dos clientes que conversan amenamente sobre temas cotidianos, familiares, amigos, conocidos y sus últimas anécdotas. Yo me sorprendo un poco de la disposición de la miscelánea y los artículos que se ofrecen, pues no hay estanterías: las cervezas están en sus paquetes de 24 piezas (charola) en el piso, de manera similar están los refrescos y a un lado sobre una hielera hay una pequeña caja con algunos productos Sabritas, mientras los dulces y golosinas están sobre una pequeña mesa frente al locatario. Compré un pequeño jugo de $3 y me lo tomé escuchando una plática sobre algunos sucesos que pasaron la última temporada de lluvias en la carretera de el Mezquital a Tepic (donde ya pude rodar anteriormente). También se habló del avance en la construcción de esa carretera y ya se interesaron un poco sobre lo que yo hacía ahí y se sorprendieron al ver que andaba yo solo de paseo. Me comentaron que por ahí rara vez habían visto una moto y que sólo habían visto unas dos de personas que viven o trabajan en la zona.

Me despido luego de pedir informes sobre mi camino y trato de irme a buen paso, pues ya sólo falta una hora para el límite que me había planteado antes de llegar a el Mezquital. El camino es de bajada, adelanto una camioneta que había visto en Cuesta Blanca y de pronto me voy deteniendo a tomar fotos. El paisaje es grandioso, ahora desde donde voy veo las montañas por las que he rodado anteriormente camino a Temohaya. En algún punto me encuentro de frente una camioneta que trae cargando una cuatrimoto Honda roja. Otra vez al rodar por estos nuevos caminos, la sensación de descubrir es lo mejor… Otra vez renace la inquietud de conocer más gente que me acompañe a este tipo de viajes pues Stephen y Mendia no siempre pueden y los quadheads están un poco limitados para circular por carretera pavimentada. Conforme voy avanzando el clima es cada vez más y más caluroso, la vegetación va cambiando pues ya no se ven pinos y de pronto ya voy viendo abajo a lo lejos un gran valle donde se alcanzan a ver las casas de el Mezquital.

Llego a el Mezquital y ahí me detengo en la plaza, tomo algunas fotografías, descanso un poco, le informo a ella de mi ubicación y de que ya terminó la parte más crítica y solitaria de esta rodada. Como unos lonches que había traído de casa y luego de descansar un poco y respirar algo del ambiente de este pueblo me decido a tomar el camino de regreso a Durango. La DR se siente bien después de rodar por tan buen camino de terracería y ansiosa va devorando las curvas que nos ofrece esta carretera y que antes ya había rodado con Stephen y Mendia y alguna otra ocasión yo solo. No hay mucho que hablar del regreso, fue tranquilo y solamente me detuve en un sitio donde en noviembre me percaté de un accidente y pude ayudar a pedir el auxilio necesario.

Regreso con un poco de incertidumbre, aunque el rodar fue muy bueno tanto en la mini-rodada del sábado como en esta excelente rodada del domingo, la carretera con largas rectas y casi sin tráfico me dan las condiciones para que escuchando un poco de la música que conocí por ella me sea inevitable plantearme el “¿hacia donde vamos?, ¿estamos bien?, ¿que nos ha pasado?”.

Amigo motorutero, este camino y muchos más de Durango esperan que ruedes por ellos y para ti que aún no te animas a dejar tu comentario te invito a dejar las banquetas y animarte a salir a rodar ya sea en dos o en cuatro ruedas, con o sin motor, a pie, etc. pero espero puedas vencer el temor y te atrevas a ver todo lo que te rodea.

Distancia total recorrida: 305km, de los cuales 121 fueron terracería en buenas condiciones